Anders Thomas Jensen es un director y guionista danés que a finales del siglo XX escribió muchos de los grandes éxitos del cine de su país. A partir de 2000 se ha dedicado a dirigir sus propias películas, en clave de comedia, donde presenta personajes extravagantes. No se le puede negar un mundo propio, opresivo y asfixiante, del que destila algunas gotas de humor y humanismo.
No recomiendo a nadie que vea sus cuatro primeros filmes, que pese a contener aspectos interesantes son perfectamente despreciables. Su filmografía es una especie de ensayo fallido para acabar realizando Jinetes de la justicia, en la que por fin encuentra una vía cómica estimable, más estilizada y elaborada.
Luces parpadeantes (2000) **
Un grupo de gánsteres de pocas luces huye con el dinero de un capo y se esconde en una casa abandonada. Con algunos golpes de humor divertidos, resulta bastante hueca.
Los carniceros verdes (2003) ***
Dos socios con problemas mentales abren una carnicería, donde venden un producto que le encanta al público. Trama negrísima, irritante y entretenida.
Las manzanas de Adam (2005) **
Un preso neonazi es enviado a una parroquia, cuyo pastor convive con un alcohólico y un yihadista. Nueva colección de humorismos gélidos, un poco pesada.
De pollos y hombres (2015) ***
Cinco hermanos amorfos se zurran y desbarran en una vieja mansión. Ambiente general conseguido: absurdo, delirante, denso y muchas veces desagradable.
Jinetes de la justicia (2020) ****
Tres amigos tarados ayudan a un militar a esclarecer la muerte de su esposa. Película sobre el azar, inteligente, gamberra, sensible y con garra.