Serie de apuntes sobre las guerras, desde sus causas hasta
sus consecuencias, pasando por temas como el pacifismo, algunas reflexiones
políticas y breves anotaciones culturales.
1. Causas
Dirimir diferencias entre grupos humanos mediante el uso de las armas es una
costumbre tan antigua que a muchos les parece lo normal. Entre los motivos
clásicos de las guerras están la religión o las disputas territoriales entre
Estados. También las ansias de libertad por parte de los desfavorecidos, y el
deseo de sojuzgar de los poderosos. Pero el elemento común siempre es la
economía.
2. Justificación
Se suele considerar que la razón está con el bando atacado en primer lugar, y
eso contribuye a crear verdades paralelas acerca de si fue uno o el otro quien
hizo saltar la chispa. Hay casos meridianamente claros de ataque, por ejemplo
el golpe de estado de 1936 en España contra la democracia, que desencadenó la
Guerra Civil. Otros no lo son tanto.
3. Arte
Las distintas tácticas o estrategias en el transcurso de la guerra, así como la
destreza en el manejo de los instrumentos de muerte, constituyen para algunos
un arte. Si mutilar y liquidar seres humanos es un arte, entonces todas las
acciones lo son, desde las más encomiables a las más rastreras.
4. Engaño
Hace 26 siglos se escribió el tratado llamado El arte de la guerra, atribuido al chino Sun Tzu, cuyas principales
premisas repitió Maquiavelo en su libro homónimo de 1520, ya esbozadas en El Príncipe (1513). Siguen siendo manuales
para los ejércitos, pero también para los que creen que el engaño y la
manipulación son la mejor manera de administrar las empresas para conseguir
beneficios.
5. Varones
La gestación, dirección y participación en las guerras se ha venido dando por
parte de la mitad masculina de la humanidad, con contadas excepciones, aparte
de la reciente incorporación de las mujeres a los ejércitos. Las muertes en
masa de varones han solido acarrear decrecimientos económicos, por la ausencia
de mano de obra y la disminución de nacimientos.
6. Representación
La evolución histórica de las guerras pasó por la etapa de las batallas singulares,
en las que un grupo de soldados luchaba contra otro, representando a las
poblaciones de los territorios en liza. Se daban en campos abiertos, mientras
los civiles continuaban con sus vidas. Esta versión refinada de la guerra,
comparable al mecanismo parlamentario o a las competiciones deportivas, fue
abandonada a favor de las estrategias de exterminio y destrucción total.
7. Soldados
Un soldado es un ser humano deshumanizado para fungir de carne de cañón,
mediante la imposición de la obediencia ciega por parte de sus superiores. Las
piezas de este ajedrez se componen de militares de diferentes rangos, desde los
peones, soldados sin categorizar, hasta el rey (o el presidente electo),
comandante supremo de las fuerzas armadas. Al ser el ajedrez un juego muy
antiguo, no aparecen los bebés destripados propios de las guerras actuales.
8. Normas
Para dar un barniz de civilización a la barbarie, existe una serie de normas de
obligado cumplimiento, que suelen ser desoídas. Así, el buen trato a los
prisioneros o la exclusión de las poblaciones civiles de las batallas militares.
Antes bien, cualquier ejército que se precie intentará forzar su victoria
mediante el corte de comunicaciones, energía, agua y alimentos a los ciudadanos
de a pie del bando contrario, preferentemente a base de explosiones mortíferas,
también llamadas daños colaterales.
9. Crímenes
De este modo, se catalogaron los llamados crímenes de guerra, como si la guerra
en sí misma fuese una bendición. Entre ellos, el incumplimiento de las normas
citadas: maltrato a prisioneros y ataques a civiles con masacres, violaciones y
destrucción de poblaciones, hasta el extremo del genocidio, que consiste en la
eliminación física de todo un colectivo humano. Quienes lo sufrieron en el
siglo XX lo están practicando en el XXI. Véase Palestina.
10. Arsenales
La progresiva introducción de la tecnología en las guerras ha ido
perfeccionando las técnicas de asesinato colectivo. Cuantos más avances se
logran en el conocimiento, más numerosas son las víctimas y más abultadas las
ganancias de los mercaderes de la muerte, hasta el punto de que muchas guerras
se provocan directamente para ir reemplazando los arsenales.
11. Insumisión
Ante la guerra sólo hay una opción: objetar, desertar. Cuando alguien se ve
obligado a participar en un ejército o una contienda, su obligación ética es la
de negarse, huir cuanto más lejos mejor. Lo contrario es participar en la
horrible añagaza de la señora de la guadaña. Y como es bien sabido, si no te
matan sobrevives como un homicida.
12. Citas
Hay frases célebres asociadas con la guerra, como “Haz el amor, no la guerra”, sensato
lema antimilitarista de la contracultura estadounidense de los años sesenta.
Otra reza “La guerra es la continuación de la política por otros medios”, acuñada
por el militar prusiano Carl von Clausewitz. Y la también cínica “Si quieres la
paz, prepárate para la guerra”, del escritor romano Vegecio, que todo militar
de pro lleva en su cerebro, supliendo amplios huecos neuronales. “Malditas sean
las guerras y los canallas que las hacen”, dijo Julio Anguita cuando murió su
hijo en Irak.
13. Ejércitos
Una de las consecuencias derivadas de la guerra es la existencia de ejércitos
permanentes en casi todos los países. Por su condición de fuerzas armadas, se
suelen constituir en una clase privilegiada, con derechos autoconcedidos como
la imposición de sus normas e ideas al resto de la población, propiciando
golpes de Estado para sustituir los poderes legítimos, como en el caso español
citado.
14. Mediación
El principal argumento de los defensores de las guerras es la llamada legítima
defensa. Se trata del derecho a responder a un ataque injustificado. Sin
embargo, suele pasar que lo que es injustificado para unos es de justicia para
los otros. La alternativa racional es el recurso a las negociaciones, con
mediadores más o menos neutrales. Este raro procedimiento sería lo deseable; quizás
por ello se produce escasas veces, y cuando sucede es demasiado tarde.
15. Violencia
Porque de lo que estamos hablando es de la condición humana, que parte de una
individualidad de supervivencia mamífera. La paz es la utopía a la que todos
debemos aspirar, un constructo social opuesto a la guerra, que es la forma
social de la violencia inherente a todo ser vivo.
16. Ingenio
La razón de la fuerza, también llamada la ley del más fuerte, es el clásico motor
natural al que se opone el humano ilustrado, que defiende la fuerza de la
razón. Lamentablemente, las personalidades más veneradas de la historia son los
estrategas, que se caracterizaron por poner su ingenio al servicio del engaño
para vencer a sus enemigos: “El fin justifica los medios”. ¿Entonces es lícito
el engaño? Preguntemos a los vencidos, a los engañados.
17. Hitler
Con esto llegamos al prototipo simbólico del mal en el imaginario colectivo
desde el siglo XX: el militar Adolf Hitler, líder del expansionismo nazi que inició
la Segunda Guerra Mundial. Una vez en harina, y mientras Hitler ordenaba el
asesinato de millones de personas, los aliados utilizaban todos los medios a su
alcance con el fin de derrotar al eje alemán, italiano y japonés. Entre los
medios, por supuesto, el engaño.
18. Antecedentes
Hoy en día, cada vez que los pacifistas proponen la vía del diálogo como
alternativa a la guerra para resolver conflictos, la respuesta hace referencia
a Hitler y la imposibilidad de haberlo derrotado de otro modo que mediante el
enfrentamiento armado. Ello es cierto respecto a los hechos consumados, pero no
es frecuente analizar las condiciones económicas, sociales e ideológicas que
llevaron a Hitler al poder, como tampoco los motivos estructurales de ninguna
de las demás guerras.
19. Ética
“En el amor y en la guerra, todo vale”. Otra frase belicista que glorifica la
falta de ética, esta vez extendiendo su mancha negra sobre el amor. Un
sentimiento que no parece reinar entre la mayoría de los representantes
políticos occidentales, cuya mayor preocupación actual es la del rearme
obligatorio, para hacer frente a los falsos enemigos de moda, geográficamente
no muy alejados de los falsos enemigos del siglo pasado, por muy antagónicas
que sean sus premisas ideológicas actuales. Terminada la Guerra Fría se
buscaron oponentes en la cuna de la humanidad, pero las nuevas tendencias
vuelven a poner el foco en la estepa.
20. Lógica
Cuando ya está la cosa liada y los muertos se acumulan legalmente, se invierte
la lógica social y al asesinato se le llama caza, al asesino héroe y a la
víctima enemigo, por parte de todos los bandos en liza.
21. Justicia
Aunque no hay una opción alternativa eficaz a la respuesta armada defensiva
cuando te declaran la guerra, quizás la vía para evitarla sea, más que la
escalada de los rearmes preventivos, el reparto de la riqueza de modo
equitativo entre todos los seres humanos y favorecer mecanismos democráticos
efectivos de control de los poderes por el pueblo. Se trataría de unas
políticas preventivas reales, actuando sobre las causas que provocan las
guerras y no contribuyendo a su surgimiento.
22. Diplomacia
Suscribiendo el lema “No a la guerra”, las personas y colectivos que abogan por
otras vías se dan de bruces con la realidad histórica. Al final de la Segunda
Guerra Mundial, en 1945 se creó la Organización de las Naciones Unidas (ONU),
para mantener la paz. Su cometido, sin embargo, no ha dado los frutos deseados.
La diplomacia no es capaz de negociar, y las escaladas bélicas son la norma.
23. Resistencia
La mentada insumisión, la desobediencia civil, las huelgas, los sabotajes, la
cooperación comunitaria, son patas de una acción coordinada que se resume en
resistencia no armada. Para que se den las condiciones de lograr la paz ante
agresiones externas en esas circunstancias, el pueblo debe estar unido y
concienciado, caso que no se da en las actuales sociedades desarrolladas, cuyos
ciudadanos han sido deliberadamente desactivados.
24. Referencias
La obra de teatro Lisístrata, de
Aristófanes, es quizás el texto más celebrado contra la guerra. En ella, las
mujeres se declaran en huelga sexual para conseguir la paz. Hay una interesante
versión cinematográfica dirigida por Spike Lee (Chi-Raq, 2015). Dos películas antibelicistas imprescindibles son Senderos de gloria (Stanley Kubrick,
1957) y Johnny cogió su fusil (Dalton
Trumbo, 1971). Otra cumbre del antimilitarismo es la canción de Bob Dylan Masters of War (1963): “Señores de la
guerra, os escondéis en vuestras mansiones mientras la sangre de los jóvenes se
escapa de sus cuerpos y se queda enterrada en el barro”.
25. Corolario
La existencia de las cárceles, el hecho de que las malas personas se organizan
y hay que hacerles frente del algún modo, la ineludible presencia de fuerzas (y
cuerpos) de seguridad en los Estados, la represión sistemática por parte de los
poderosos, la lucha como procedimiento de lograr avances sociales, la revolución
como horizonte, las fuerzas armadas populares o la autodefensa son realidades.
La guerra es connatural al género humano, pero a los humanistas no nos
satisface. Aborrecible guerra, ¿eres inevitable? Creer lo contrario es
contribuir a la paz.